7) El pecado de la dispersión
La sensación de no estar controlando los acontecimientos de la partida es denominada por Rowson como dispersión. Ello puede darse por estar divagando, por ser dominado por los nervios o por caer víctima de recuerdos emocionales (ecos).
Lo que sucede es que perdemos el hilo del juego Nunn dice que eso para por llevar a cabo una evaluación imprecisa de una posición a otra. Es como un yerro residual que se comete en un momento pero que tendrá sus consecuencias en movidas posteriores.
La partida de ajedrez es muy tensa y podríamos perder durante parte de su desarrollo las facultades mentales racionales al ser dominadas por las emociones. Eso se denomina secuestros neurales y luego de pasar los jugadores tienden a no recordar lo que ha sucedido. Cuanto más curtidos estén sus nervios en estas lides menos han de acontecer estos episodios.
Ante la inminencia de una emergencia nuestro cerebro toma la riendas por nosotros y decide con lo cual se genera el secuestro neural. El miedo y la ansiedad entran en este aspecto y por ello tienen más probabilidades de darse en partidas de alta carga emotiva (como ser las decisivas). Por tanto: prepárese para lo inesperado. Hay que ir ejercitando la capacidad de mantenerse firmes ante el tablero pero eso no es fácil.
La transferencia de tensión es un rasgo típico de la dispersión ya que las jugadas se derivan de nuestra fragilidad emocional. Cuando la tensión crece el sistema nervioso puede clamar por un alivio y allí se pueden producir las debacles emocionales y por ende ajedrecísticas.
Los apuros de tiempo, aparte de por perfeccionismo, pueden suceder por dispersion.
Los apremios de reloj hacen que nos inclinemos a "viejas certezas" (jaques, capturas, seguridad del rey etc) y apenas vea que esto pasa trate de controlarlo.
Los blitz no se parecen mucho a los apuros de tiempo de partidas pensadas ya que en estas últimas hay acontecimientos anteriores mientras en los pingpones se toman decisiones frescas. Hay que mantener entonces un mínimo de evaluación consciente y buscar solamente ideas que luzcan efectivas en los apuros de tiempo.
Regule la atención en los apuros y solamente busque nuevas jugadas si tiene algo muy tentador, de lo contrario, manténgase en lo analizado y dele para adelante.
No se olvide del oponente: es una etapa muy intersubjetiva de la partida y su rival también le concederá oportunidades producto de no poder profundizar. Con poco tiempo todos somos falibles.
Los extravíos se generan cuando realiza varias movidas que por si mismas son lindas pero en conjunto no sirven de mucho. ¿Qué debo hacer? Debería anteponerse a ¿cómo lo debo hacer? Las pérdidas de atención ocurren cuando uno mira un poco de todo y mucho de nada. Contra ello sirve la planificación y el pensamiento esquemático. Evite caer en estados de pérdida que acontecen cuando tiene la sensación subjetiva de que la partida está cayendo fuera de su percepción.
Para no perder el hilo se le debe dar la misma entidad a nuestras jugadas y planes que a los rivales. Y dentro de esta temática tener presente que no siempre la línea más interesante es la más importante.
Es común que nos extraviemos luego de una secuencia de movidas que no era la esperada. Ante eso se debe ser flexible de pensamiento, tenerse fe y reconcentrarse en el asunto.
Poner su atención sobre temas específicos de la posición, aparte de un abordaje general, puede llevarlo a descubrir nuevas percepciones que en un vistazo genérico no saldrían a la luz.
La evaluación de ciertas posiciones se basa en preferencias inconscientes que provienen de recuerdos emocionales (si me hicieron un jaque mate con la máquina de dama y alfil seré cuidadoso ante esos temas en la próxima oportunidad que se presente). Esos son ecos que van quedando en el cerebro y que puede entorpecer el pensamiento en otro juego o en el mismo en fases posteriores.
La dispersión se origina en una deficiente concentración: es la falta de presencia mental en el aquí y el ahora. Veamos una pistas para combatirla:
Intente ser variado en sus pensamientos: indague en la estructura de peones, en los cambios de piezas (¿cuáles si, cuáles no?) y luego vuelva a calcular con esas ideas renovadas.
Pare de pensar y reconéctese desde el punto de vista de su oponente a ver que cosas nuevas le surgen como relevantes.
Sea equilibrado e identifique cuando debe concentrarse al máximo y cuando ello es innecesario. Si su rival dispone de muchas continuaciones tal vez sea en vano concentrarse a fondo.
Busque "zambullirse y salir" de profundas reflexiones teniendo sus descansos que son imprescindibles para su cerebro y su físico. Tal vez pararse no esté mal, siempre y cuando, tenga el tablero o ideas sobre su juego en su mente.
La concentración es una tarea dura pero posible y cada ser humano percibe cual es el punto o la forma en que mejor la obtiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario