Cada uno es narrador de su propia partida (en la vida, en el ajedrez).
Una gran bondad de analizar profusamente nuestras partidas es la de poder armar una verdadera historia: la más cercana a la verdad que podamos lograr. Mas como humanos que somos podemos caer en la fabulación: distorsionar parte de la narración para adaptarla a una versión que queremos contar. Pero la historia completa de una partida la componen su historia, la de tu rival y la que la posición va dictando tras cada movida. ¡No olvidemos eso! No somos los únicos creadores del juego y nuestra narrativa debe tener en cuenta "lo que dicen" los otros "escritores". De tener una actitud individualista la consecuencia será una visión errada de la realidad que seguramente será castigada en el mismo tablero.
Cada apertura tiene su naturaleza (por ejemplo: nadie juega una defensa Berlinesa en búsqueda de un juego agudo) pero esa "historia" que tiene cada defensa o alguna de sus variantes no es taxativa: la posición que tenemos ante nuestros ojos debe ser analizada despojándonos de todos los conceptos previos sobre la misma ¡pero teniéndolos en cuenta a la vez!
Debemos contar la posición y aprender a leerla para ser más objetivos en su apreciación.
Rowson sentencia:"desconfiar de modo especial de cualquier plan que requiere más de tres jugadas para ser implementado". Muy buen consejo pero en términos absolutos ¡mas no en los relativos! Creo que si la posición es lo suficientemente cerrada hablar de planes a más de tres jugadas puede ser factible pero si la posición es muy abierta han de ser tanto los problemas a resolver por ambos bandos en el jugada a jugada que los objetivos a más largo plazo no han de ser viables.
Como abogado podría decir que si cuentas una historia falaz más que procesado por falso testimonio serás condenado por "alteración de la realidad de la partida" y la pena equivaldrá a varios juegos perdidos de forma dolorosa.
Una gran bondad de analizar profusamente nuestras partidas es la de poder armar una verdadera historia: la más cercana a la verdad que podamos lograr. Mas como humanos que somos podemos caer en la fabulación: distorsionar parte de la narración para adaptarla a una versión que queremos contar. Pero la historia completa de una partida la componen su historia, la de tu rival y la que la posición va dictando tras cada movida. ¡No olvidemos eso! No somos los únicos creadores del juego y nuestra narrativa debe tener en cuenta "lo que dicen" los otros "escritores". De tener una actitud individualista la consecuencia será una visión errada de la realidad que seguramente será castigada en el mismo tablero.
Cada apertura tiene su naturaleza (por ejemplo: nadie juega una defensa Berlinesa en búsqueda de un juego agudo) pero esa "historia" que tiene cada defensa o alguna de sus variantes no es taxativa: la posición que tenemos ante nuestros ojos debe ser analizada despojándonos de todos los conceptos previos sobre la misma ¡pero teniéndolos en cuenta a la vez!
Debemos contar la posición y aprender a leerla para ser más objetivos en su apreciación.
Rowson sentencia:"desconfiar de modo especial de cualquier plan que requiere más de tres jugadas para ser implementado". Muy buen consejo pero en términos absolutos ¡mas no en los relativos! Creo que si la posición es lo suficientemente cerrada hablar de planes a más de tres jugadas puede ser factible pero si la posición es muy abierta han de ser tanto los problemas a resolver por ambos bandos en el jugada a jugada que los objetivos a más largo plazo no han de ser viables.
Como abogado podría decir que si cuentas una historia falaz más que procesado por falso testimonio serás condenado por "alteración de la realidad de la partida" y la pena equivaldrá a varios juegos perdidos de forma dolorosa.
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