martes, 4 de marzo de 2008

La lupa del entrenador: Los cazatalentos (headhunters)

Una figura muy usual en el mundo de las empresas es la de las personas con habilidades para reclutar a jóvenes profesionales que serán los ejecutivos estrellas del mañana.

En la esfera del ajedrez, principalmente en Occidente, no es una situación muy típica la planteada, en China, Rusia y otras naciones ex soviéticas existen escuelas de niños con condiciones especiales para el juego de los trebejos.

Esta nota podría sonar a un reclamo hacia los dirigentes del ajedrez pero por encima de ello analicemos que condiciones de idoneidad debe reunir un entrenador captador de ajedrecistas con futuro y que aptitudes y actitudes debe poseer un infante de semejantes características.

Los reclutadores de ajedrecistas deben ser ante todo buenos profesores y quizás, mejor aún, entrenadores de prolongada trayectoria para poder entender y vislumbrar las bondades del pequeño que se le presenta como un enorme talento ajedrecístico. No basta solo con el buen entendimiento del juego para poder captar la esencia talentosa de un niño.

Los jóvenes talentos deben poseer varios “valores agregados” y que los mismos puedan ser visibles por la gente entendida en la materia:

  • La fluidez en el juego (facilidad para hacer buenas jugadas) en partidas de distintos ritmos y circunstancias.
  • La tenacidad en situaciones dificultosas.
  • La perseverancia en el estudio y en la práctica como señales de constante superación.
  • El respeto medido (y no excesivo) por sus oponentes más fuertes o experimentados.
  • La mentalidad competitiva de ser “el mejor que pueda ser” y proponerse nuevas metas ambiciosas pero posibles.
  • La mentalidad ganadora de ir siempre en pos de la victoria con objetividad pero con alma de campeón.
  • Las ganas por aprender, sea cual fuere el nivel de juego alcanzado.

A todo esto, un entrenador con años en la materia le suma su ojo clínico el cual se ejercita y se agiganta con los años de labor.

Argentina tiene muchos niños y niñas talentosas pero lamentablemente no tiene un programa sistemático para potenciar al máximo a cada uno de ellos. Estamos en deuda con las futuras generaciones de ajedrecistas.

Alejo de Dovitiis © 2008.