domingo, 4 de diciembre de 2022

¡Viva el equipo!

 Hace tiempo dejamos de ser Maradona y diez más, pero desde hace muy poco creo que hemos dejado de ser un equipo "Messiánico".

El primer partido de Qatar 2022 con Arabia marca una línea divisoria, ahora el final de este capítulo no se sabe aún. Dios quiera que sea todo lo lejos que una copa del mundo lo permite.

Scaloni, aquel cuatro sensato, cumplidor, está sacando las raíces Pekermanianas en cada una de sus decisiones: cauto, pragmático, simple y priorizando los 11 por sobre 1 en especial.

Errado o acertado ha tomado las riendas y todos son suplentes o potenciales titulares.

Nuestra gran estrella, a la que tanto le costara demostrar en la Selección su brillantez, ha sido corrida de un eje estelar a un sitial grupal. Su liderazgo pasa hoy, por no ser el líder salvador. Ya no tiene la mochila de Diego atrás, sino más bien su empuje, sus fervorosos deseos desde mitad el cielo, mitad el infierno, porque él y Argentina lleguen a la cumbre.

Messi hoy es menos más Messi o al contrario, un jugador potenciado por buenos laderos: Enzo Fernández está llamado a ser un volante de época y Julián Alvarez un delantero goleador que a la vez corre por todo el frente de ataque cual si el mundo se acabara tras la disputa del cotejo.

La tan nombrada "línea de 5 defensores", ejecutada con picardía táctica por el gran Gallardo, es en nuestro representativo una línea de 3 con dos laterales que se suman a copar el medio campo.  Dinamismo puro, como marcan los signos de los tiempos que nos toca vivir.

Ojalá con Países Bajos sigan los buenos tiempos, pero si nos tocara remar, que sigamos pareciéndonos al "desorden organizado" de multiplicidad de volantes y laterales copando el manejo del balón y no "un orden desorganizado" como en los minutos finales contra Arabia.

Estamos todos en paz: los hinchas sabemos que están dejando todo en cada pelota, los jugadores saben que les va el alma en cada partido, Messi es consciente que mejor clima de libertad no ha tenido y Maradona reposa y alienta a un equipo que tiene su garra, su sello de dejarlo todo por la celeste y blanca. 

Que el destino, que tantas veces se ensaña con los argentinos (como mucho hacemos para que así suceda) esta vez nos dé un guiño en lo único que aparentemente podemos andar bien.

Sea lo que fuere ¡Gracias equipo! Han sido, son y serán un bálsamo entre el calor y las miserias que nos rodean.

Alejo de Dovitiis © 2022


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