sábado, 15 de mayo de 2010

7 Pecados Capitales. Acto III

3) El pecado de la avidez
Siguiendo a Deng Ming Dao, Rwoson apunta con gran astucia, que "El mejor luchador no es feroz".
El fantasma del resultado anda rondando nuestras mentes desde antes del juego y lo deberías matar de una buena vez para jugar sin esa carga. Ya sabemos que el ajedrez es un juego donde se pierde o se puede ganar todo en una jugada, pero más allá de ello, deberíamos pensar en el juego más que en el resultado.
La oferta de tablas es un momento del juego, no algo eterno, por ende debemos estar tranquilos pero conscientes que si no aceptamos la partida sigue. Los tres resultados son casi siempre posible aunque el ideal es llevar el juego al terreno de dos resultados: cuando tenemos todo seguro y solo nos queda ganar o a lo sumo entablar.
Dejarse arrastrar por la corriente (estado de autoabandono donde se disfruta de lo que se está haciendo y uno se abstrae de todo lo restante) implica desarrollar el mejor ajedrez ya que uno se despega de todo. Se puede jugar muy bien porque nuestra mente solamente se aboca al objeto que la tiene sumida. Es el estado de ánimo ideal para practicar cualquier deporte.
Jimmy Connors decía que entrenaba para "entrar en la zona" (hacer mentalmente que le desaparecieran el público y las tribunas y solamente le quedara la cancha de tenis).
Según Rowson la corriente se puede alcanzar por medio de gumption (entusiasmo, inclinación, sentido práctico) que posee ciertos niveles. Ella ha de llevar a amar la lucha en sí más allá del resultado: amar la batalla por encima del veredicto final.
Por la avidez o codicia hay tres trampas que pueden suceder en el terreno de la gumption:
a) Espera ganar una partida pero ella está igualada con lo cual siente frustración. Acá se debe tener mucha paciencia y concentración La función más igual significa ir de a poco si se pretende mucho. La tarea será no cometer yerros e inducir al rival a hacerlos.
b) Tiene una partida muy inferior o perdido y no sabe de dónde sacar fuerzas para resistir. Acá se debe aplicar la teoría de la resistencia infinita: pelear hasta las últimas consecuencias. Tenerse fe en vital, crear algún problema al rival también, pensar en que la victoria no es imposible y ofrecerla al rival finales ganados pero muy largos y arduos de llevarlos a cabo.
c) Cuando tienes un posición ganada y solo quieres que tu rival abandone sin más. Se debe pensar en disfrutar de la ventaja y jugar olvidando el ganar.
Sabios consejos pero hay que tener la frialdad de ponerlos en práctica en el fragor de la batalla.


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