domingo, 18 de abril de 2010

Ajedrez para cebras: Toma VII

¿Entender o superar?
Rowson apunta de manera tajante que lo vital (desde el punto de vista competitivo) es vencer al rival por encima de superarlo en el entendimiento de la posición.
Estoy de acuerdo desde ese punto de vista pero llegada la hora de analizar en profundidad nuestro juego debemos ver si -más allá del resultado positivo- hemos jugado de manera al menos decente la partida.
Entender la posición lo máximo posible es una necesidad y darse cuenta cuando uno ha perdido porque no ha entendido la situación reinante en el tablero es una obligación(en mi humilde criterio de entrenador-jugador).
No podemos creernos como dice el GM escocés "genios frustrados" pero debemos aspirar a entender que es lo que ha pasado o pasa sobre el tablero. Con una mano en el corazón muchas veces deberíamos posponer el uso de una apertura por no entenderla correctamente pero el entusiasmo y la infravaloración del rival hace que sigamos adelante.
Luego habla del "noble aprendiz" que pierde y no le importa porque ha recibido conocimientos. ¿Está mal eso? Si esa es nuestra actitud constante ante un rival superior la respuesta debe ser un sí rotundo. Ahora en determinadas circunstancias y ante ciertos rivales no creo que esté mal pensar así como opción última: no se puede jugar de entrada a perder.
En algunas partidas las cosas salen peor de lo que uno pensaba y al salir de la apertura uno debe replantearse los objetivos que a priori tenía de ese juego y surge allí la idea de pensar: "Bueno, he quedado peor pero voy a luchar con todas mis fuerzas y aunque me toque perder algo habré de aprender de esta dura batalla" (creo eso mejor a auto-quejarse constantemente y hacer jugadas débiles que conducirán a una triste derrota).
Creo que debemos ser aprendices por naturaleza pero competir como si fuéramos expertos (o por lo menos con una fe equivalente a eso) y buscar la victoria contra todo rival (teniendo presente la fuerza del oponente y los objetivos que uno previamente se ha trazado para ese torneo): esa es la actitud del verdadero competidor.

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